Pandemia: ¿Falta de sentido común o algo más?


 

Un texto de Ion Ander Etxebarria, ex-Decano del Colegio de Biólogos de Euskadi

La pandemia ha conllevado a lo largo de este año y medio una total de sentido común en infinidad de medidas que no soportaban no solo el mínimo análisis científico sino también el mínimo sentido común, ese sentido que las personas solemos tener, independientemente de nuestra formación, y que debería ser innato en las mismas.

.- Es falta de sentido común el que desde un principio no se quiera conocer el alcance de la enfermedad y no se hagan autopsias con el fin de saber cual es el mejor tratamiento a aplicar.

.- Es falta de sentido común el no distribuir a las personas mayores de las residencias, donde mayor número de defunciones se dio, en diferentes hospitales con el fin de que no se transmitiesen la enfermedad.

.- Es falta de sentido común el hecho de haber cerrado la atención primaria cuando, como ocurre con la gripe, es el principal filtro para evitar el colapso sanitario.

.- Es falta de sentido común el confinar a personas por ser solo convivientes sin tener sintomatología alguna.

.- Es falta de sentido común el hecho de que se considere una técnica que no diagnostica una enfermedad como herramienta básica para controlar la pandemia junto con la nueva denominación en medicina de los enfermos asintomáticos, por lo que con esta pandemia han declarado enfermos de cualquier enfermedad a toda la población. 

.- Es falta de sentido común el decir que gracias a la mascarillas, siendo el tamaño de sus poros mayor que cualquier virus, se ha conseguido controlar el mismo y decirnos, al mismo tiempo, que se había erradicado la gripe, cuando el año pasado también se hizo campaña de vacunación de la misma. 

.- Es falta de sentido común el que se tomasen medidas de toques de queda cuando durante el día la gente se agrupaba en los transportes colectivos, en los supermercados y en algunos trabajos. 

.- Es falta de sentido el hecho de que el virus sea más pernicioso a unas horas que a otras.

.- Es falta de sentido común el hecho de que se pongan baremos para acceder al interior de las tiendas y otros lugares, cuando con ello se han propiciado colas en la calle donde la gente estaba, en algunos casos, más de una hora agrupada.

.- Es falta de sentido común el que nos obligasen a confinamientos municipales cuando, según la teoría oficial, la transmisión era por aerosoles. Luego, ¿de qué servía el confinamiento en días de viento?

.- Es falta de sentido común no dejar hacer deporte por todo el territorio cuando ya se había limitado el número de personas que podían ir juntas.

.- Es falta de sentido común aplicar un índice con un mismo valor de referencia a un municipio donde con un solo positivo, en base a su número de habitantes, ya llegaba a 500.

.- Es falta de sentido común el que se retenga en contra de su voluntad a personas hospitalizadas. 

.- Es falta de sentido común el obligar a usar mascarillas en el exterior a menores de 12 años, cuando en el mismo patio los mayores de 12 años no están obligados.

.- Es falta de sentido común el chantajear con un pasaporte covid a la población, cuando los anticuerpos en un vacunado duran muy poco tiempo siendo este mayor en los contagiados de forma natural.

.- Es falta de sentido común proponer de forma cicatera que se vacune a los pequeños para proteger a los mayores supuestamente ya inmunizados, cuando se sabe que con la inmunidad por vacunación se han dado numerosos efectos adversos. 

.- Es falta de sentido común que se continúe manteniendo este relato diciendo que siguen subiendo los positivos de Covid cuando estamos entrando de lleno en la época estacional de epidemia de gripe.

.- Es falta de sentido común que se continúe el miedo al Covid cuando se supone que el 80% de la población ya tiene la pauta completa. ¿Realmente con esto no nos están diciendo que la Administración Sanitaria es la primera que no cree en la vacuna?

Todas estas faltas de sentido común en algunos casos son solo eso, pero en mucho de los casos es algo más. Es, como mínimo, una forma de gobernar mediante una dictadura sanitaria eximiéndose de cualquier responsabilidad, tanto de las consecuencias de las malas praxis sanitarias como de los efectos adversos acontecidos con la administración de las "vacunas".

Comentarios