La desconocida historia del soldado Vernon Wike
Sin desearlo ni buscarlo, Vernon Wike se convirtió en la imagen de una de las guerras más sangrientas y crueles del siglo XX, y la guerra más íntimamente fotografiada de la historia: la Guerra de Vietnam.
Asalto a la Colina 881
Entre los meses de abril y mayo de 1967 se produjo la que hasta entonces fue la batalla más sangrienta de la guerra de Vietnam. Los protagonistas fueron las tropas norvietnamitas y la infantería de marina norteamericana, que se enfrentaban por conseguir dominar la llamada "Colina 881". Esta colina estaba plagada de trincheras y de búnqueres excavados en la tierra por los norvietnamitas, lo que dificultaba enormemente el avance de las tropas estadounidenses. Al comenzar la batalla, la infantería de marina norteamericana sufrió un gran número de bajas y todo hacía pensar que la toma de la colina sería una hazaña imposible; sin embargo, todo cambió cuando la aviación estadounidense tomó la decisión de emplear bombas de 500 y 1.000 kilogramos de peso, barriendo prácticamente las posiciones enemigas.
La secuencia fotográfica
Fue durante esta batalla cuando la fotógrafa francesa Catherine Leroy captó una secuencia fotográfica que daría la vuelta al mundo. La secuencia fotográfica se compone de tres fotografías protagonizadas por el marine Vernon Wike, captando el momento en que el desconcertado marine está arrodillado sobre el cuerpo de un compañero caído y se da cuenta de que ya ha muerto.
En la primera fotografía, Vernon Wike apoya sus manos sobre el pecho del compañero herido, en un intento por contener la hemorragia.
En la segunda fotografía de la secuencia puede verse cómo Wike acerca su oído al cuerpo del marine caído en un intento de obtener su pulso o ritmo cardíaco.
En la tercera de las fotografías, Vernon Wike toma conciencia de que nada puede hacer por su compañero, el cual ya está muerto.
Las heridas de Vernon Wike
Posteriormente, Wike hizo un relato en el que puso en contexto aquella trágica secuencia: "Escuché un fuerte estallido, y al asomar la cabeza sobre la trinchera pude ver que mi amigo Rock había caído. Me acerqué a él y vi que la bala había impactado en su pecho. Tan solo pude escuchar, durante unos breves instantes, el latido de su corazón que poco a poco fue desapareciendo"
Wike fue uno de los afortunados que regresó a casa tras la guerra sin ninguna herida física, pero la guerra le marcó gravemente a nivel psicológico. En sus brazos llevaba tatuados los nombres de todos sus amigos caídos durante la guerra. Wike regresó marcado para siempre, y sufriendo terribles pesadillas nocturnas que nunca le abandonaron.
Desde su regreso a casa, tuvo que malvivir con una pensión de 325 dólares mensuales. Se casó cuatro veces y otras tantas se divorció, y perdió toda relación con sus hijos. En 2003 resultó herido de bala, en un suceso que él calificó como accidental (al parecer se le disparó el revolver que llevaba en un bolsillo), y en el año 2004 ardió completamente la pequeña casa en la que vivía solo, en la localidad de Prescott, Arizona.
Tras el incendio se mudó a un pequeño apartamento de 30 metros cuadrados. En 2005 sufrió un episodio cardiovascular que le paralizó la mayor parte de su cuerpo y le dejó ciego. Desde entonces vive acogido en la casa de una hermana suya, en el Medio Oeste norteamericano.
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